BABY, EL APRENDIZ DEL CRIMEN
Por su programación al lado del denominado cine comercial, Baby: aprendiz del crimen fácilmente puede pasar por una más de esas entretenidas y prescindibles películas de aceleradores rugientes y torrentes de balas. Pero no. El trabajo del director inglés Edgar Wright es mucho más inteligente, divertido y audaz. A la trama tradicional de robos y veloces escapes le mete un ingrediente sensacional: quien conduce al momento de la fuga es un joven, Baby, que enchufado siempre a su iPod no entiende la vida sino a través de una insólita codificación musical. El resultado es, además de muy divertido, cinematográficamente notable. La música de la película, toda una joya. Muy recomendada
|